Ella siempre pasaba por su casa, se dejaba ver, aunque no iba a verle expresamente a el, quedaba con su hermana, iba a ver a sus sobrinos, le llevaba algo a sus padres, no iba a dar el paso, ella no lo iba a dar y el aunque estaba más trasteador que nunca, no veía claro que tuviera que darlo, aunque cada vez que se veían conectaban como no lo habían hecho nunca con otras personas. Por lo que tras mucho pensar, lo que hizo fue llamarla quedar con ella y según apareció darle un beso en la mejilla, pero no un beso de esos que se dan al aire, un beso de cariño de querer estar con ella toda una vida, de sellar de alguna manera esa historia que comenzó hace tiempo, ella le miró y sin decir nada también firmó ese contrato con un beso en los labios, en ese momento acabó un historia para dar paso a otra, la historia de dos trasteadores que volaban juntos pero no atados.
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