jueves, 14 de marzo de 2013

1x119 Once upon a time...

           Miriam era una niña jovial, féliz, rubia, siempre con coletas, y la cual no paraba de jugar, una vez mientras paseaba por su pueblo e iba saltando a la comba se paró en un escaparate y vio un tren, un tren que siempre quiso tener, no era el más moderno del mundo, y posiblemente tampoco era el más rápido, pero era un tren de juguete con su maquinaria y todos los complementos que ella podía desear. Ella no solía pedirles cosas a sus padres a si que se las ingenio para conseguir el dinero para ese tren, haciendo limonada, pintando vallas, ayudando a sus vecinas cuando iban a comprar... en unos meses ese tren fue suyo, fue a la tienda, lo compró, lo pagó con el dinero que tanto esfuerzo le había costado ganar y se fue casa, una vez allí se sentó en su habitación y abrió cuidadosamente la caja que contenía el tren, lo miró, se puso a jugar con él y mientras tanto no podía parar de pensar en todo lo que había hecho para tenerlo en sus manos y se dio cuenta que el tren no le llenaba tanto como todas esas cosas, se dio cuenta de que lo importante era todo lo que había hecho para conseguirlo y por eso estaba disfrutando tanto del tren... y entonces se preguntó ¿Habrá algo que merezca más la pena que el camino recorrido?

          Hoy veinte años después Miriam sabe que hay algo que si merece la pena tanto como el recorrido y así lo  cuenta desde su cama del hospital, su pequeño acaba de nacer y si importante ha sido todo lo que ha vivido para estar junto a él, tanto o más lo es él. Si algo tiene claro Miriam es que siempre le dirá a su pequeño que no se canse de luchar por lo que quiere, porque el verdadero aprendizaje está en el camino y cuando se consigue sabe mucho mejor.

Feliz Jueves Trasteadores.

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