viernes, 22 de marzo de 2013

1x24 Tres días antes (II)


       Durante unos cinco segundos no se escuchó ninguna voz al otro lado del telefonillo, solo el ruido de la lluvia caer, pero en esos 5, eternos, segundos su mente se fue 3 días atrás...


              ...Miraba por el ventanal de su casa, era una mañana fría y soleada y como cada mañana a primera hora él pasaba por allí, sin saber que era observado por ella, a ella le gustaba imaginar una vida juntos pero le aterraba vivirla, tenía que ir a pasitos, estaba acostumbrada a otro tipo de relaciones y siempre había otras personas en su cabeza, sabía que estaba loco por ella, y ella de vez en cuando se lo dejaba caer.




                Desde pequeña siempre había tenido un gran problema, nunca se decidía y cuando lo hacía no se quitaba de la cabeza las demás opciones, esta  vez quería que  fuera una decisión rotunda y firme, por eso quizás no le quería cerca, pero no le quería lejos, compartía su vida, su casa y todo lo que el quisiera pero se lo daba a trocitos sin ir más allá.  

                     Esa mañana ella, estaba preparada, cogió el bolso y salió a la calle, se hizo la encontradiza, se le daba bien jugar al despiste, fue un saludo lleno de miradas ya que en público ni dos besos se daban, pero esas miradas iban mucho más allá de los dos besos de rigor, ella le dijo que se pasara luego a cenar, él se hizo el interesante comprobando en el móvil que no tenía planes, ella sabía que no los tenía, y que si era así él los cancelaba, pasó el día y al caer la noche, allí estaba él como un clavo, con esa puntualidad que ella nunca tendría ni buscaba.

            La cena, la cual nunca tuvo lugar, fue una excusa para acabar juntos entre esas cuatro paredes que tanto callaban y que protegían los secretos que el exterior no sabía. Esas cuatro paredes compartían con la noche muchos secretos pero había uno bastante interesante y era la misma conversación antes del amanecer y de que el tuviera que abandonar por enésima vez esa cama. 




                    La conversación se repetía una y otra vez, siempre, cada noche era igual:

- ¿Y ahora qué? Preguntaba él, 
-  y ahora nada, cierra al salir. Contestaba ella.

                  Esa noche fue diferente por dos motivos, comenzó a llover como si no fuera a parar hasta que tomaran una decisión y así fue, los días siguientes la lluvia les acompañó como si fuera lo único que les pudiera unir y porque él, tomó una decisión.

- Volveré por aquí en un par de días no se cuando ni porqué lo hago, pero te llamaré hasta en 3 ocasiones si no recibo respuesta alguna me daré por enterado y al fin esto habrá terminado.

           La seguridad de él había hecho que esta noche fuera distinta y pudiera que fuera lo que ella buscaba poner fin a una historia inacabada... o pudiera que ella buscara ese príncipe azul de los cuentos de hadas...

            ... Apenas habían pasado los cinco segundos y antes de que nadie pudiera contestar desde el otro lado, ella lo colgó, se apoyó sobre la pared, flexionó las piernas y se dejó caer, solo podía pensar en que esto... ¿Había terminado? y mientras una lágrima interminable le caía en su mejilla también pensó que quizás la decisión nunca fue suya. 



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