viernes, 22 de marzo de 2013

1x125 La Decisión (III)


(Si llegas a esta entrada no olvides leer por orden el blog, en este caso concreto la, 1x123, 1x124 y 1x125)






          Nunca se sintió dueño de sus decisiones, siempre pensaba que estas venían dadas por el destino por el azar, simplemente se limitaba a ejecutar aquello que creía necesario para su vida. 

                    Cuando salió de casa, como cada mañana, pasó por la plazuela donde ella vivía, le gustaba pensar que ella de vez en cuando se asomara a verle mientras tomaba su taza de cacao, aquella mañana se la encontró, ¡Vaya! Pensó él, que curioso es el destino, no paraba de mirarla, sabía que la luz del día no le permitía tocarla, pero le bastaba disfrutar de su juego de miradas. Mientras el agua de la fuente que había al lado caía el aceptaba la invitación para cenar, aunque sabía también que no cenaría. Pero lo que no sabía es que quizás nunca volvería a esa casa.



             Esa noche, llegó puntual, le gustaba serlo y más con ella, sin darse cuenta se había ido enganchando hasta tal punto que estaba empezando a descontrarlo y a descontrolarse  abrió la puerta y las miradas de día se transformaron en abrazos en la oscuridad, como él preveía no hubo cena y después de esa noche perfecta y darle un ultimátum cerró la puerta y se puso a pasear mientras amanecía, llegó a su casa, se dio una ducha y comenzó el primer día del resto de su vida, o eso pensaba...

           ... estuvo el día entero bastante ocupado e intentando intensificar su vida social, al día siguiente cambió su rutina para ir a trabajar y simplemente decidió tomar el control de su vida. 

                  Horas más tarde al salir de trabajar casi sin darse cuenta y salteando los charcos llegó al portal, cerró el paraguas, y quedó allí, empapado, sabía que la lluvia no pararía, pero no le importaba mojarse, se disponía a llamar pero sus pies no se ponían de acuerdo para ver quien daba el primer paso.






        Mientras eso sucedía, otro hombre aparcaba la moto a su lado, se quitaba el casco y llamaba al 4º D, era el piso de ella, no entendía nada, ¿Quién era ese hombre? ¿Por qué llamó hasta tres veces? Pasaron unos minutos, el telefonillo se descolgó, ella preguntó ¿eres tú? Los dos hombres se miraron y ninguno respondió, no pasaron ni 5 segundos y ella colgó el telefonillo.

            Los hombres se quedaron mirándose, cuando el hombre de la moto disponía a ponerse el casco y a marcharse de allí, la puerta del portal se abrió, salió arropada por su manta la cual dejó caer al ver a los dos hombres allí, se sentó en un banco que había al lado de su casa, les miró a uno y a otro...






... Miró a uno de ellos, se acercó y le dijo lo siento, giró la cara hacia el otro y dijo siempre fuiste tú... Le dio un tímido beso en los labios, le cogió la mano, tiró de el y le metió en su casa.
















      Uno de los dos fue el elegido, aunque de momento no sabremos cual, feliz semana santa trasteadores. El blog se toma dos semanitas de vacaciones, No dejéis de trastear.

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