Ante un acontecimiento parecido con la misma persona puedes reaccionar de forma diferente según el momento, se trata de actitudes, tener una actitud ante la vida, ante esa persona, aun sabiendo que esa persona no este siendo 100% ella y es que todas las personas tenemos nuestra parcela donde nadie entra, pero muchas veces no podemos ocultar gestos o miradas ni tenemos porque hacerlo. Nunca actuaremos bien para todo el mundo, eso es evidente, pero es importante la actitud que tomamos ante esas actuaciones. Siempre hay dos formas hacerlo mal (esto es dejarte llevar por lo mas profundo de los sentimientos, el subjetivismo más radical) o bien ( que no te quedas tan a gusto pero es lo relativamente correcto).
Cuando estamos tan metidos en nuestras historias es poco probable que seamos objetivos pero si que podemos resolver la situación de la forma más coherente posible, dejando paso a la cabeza, si realmente solo pensamos con el corazón, actuaremos de manera pura sí, pero incorrecta porque solo veremos aquello que nos hace daño y tenderemos por protección natural a encontrar soluciones que nos vengan bien a nosotros ( que cada perro se lama su herida). Sin embargo si damos paso a la cabeza tenderemos a frivolizar situaciones y dejarlas pasar y poco a poco se desvanecerán. A partir de este momento la decisión es nuestra y la forma de hacer también.
Si tenéis que tomar decisiones personales os aconsejo algo: Sentido común, debate entre cabeza y corazón, mirar a la cara y sinceridad. Si estos cuatro pilares se cumplen, tener por seguro que para bien o para mal te sentirás tranquilo y te habrás quitado un peso de encima, eso sí puede que no salga bien o quizás puede que salga increíblemente bien.
Tener cuidado a quien miráis y cómo lo hacéis porque siempre va haber otra mirada sobre vosotros.
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