lunes, 21 de octubre de 2013

2x16 Once upon a time...

         



         Mientras caminaba hacia el altar del brazo de su padre, con un velo que le tapaba toda la cara y divisando en el fondo del camino a su futuro marido, pensaba en cómo había llegado hasta allí. Todo el camino que había recorrido y esto comenzaba cuando tenía 15 años, se conocieron en un campamento perdido en la Sierra de Gredos, se enamoró de él desde el primer momento que le vio aunque esto no lo supo hasta un tiempo después. Empezaron a mirarse, a sonreírse, a acariciarse y a vivir su primer amor, el que sin duda sería el amor de sus vidas. 

                El otoño siguiente empezaron a salir y a amarse como jamás dos personas lo harían nunca, pero un tiempo más tarde lo tuvieron que dejar, con toda la tristeza del mundo, con todo el amor del mundo y es que nunca dos personas se habían dejado por amor, por amarse a sí mismos, por quererse tanto que dolía, que quemaba, que ardía cuando estaban juntos, se quemaban y se hacían daño, como ella siempre dijo, se dejaron por amor. Y es lo más bonito que le pasó nunca.

                   Por fin llegó a la altura de su marido en el altar y él, muy nervioso le quitó el velo mientras le decía eres  preciosa, ella le miró y su mente volvió al momento actual, él no era el amor de su vida, no era el chico de aquel campamento perdido en la Sierra de Gredos, era otra historia de su vida, otra historia de enamorados, y es que ella se casaba enamorada, con el  hombre de su vida, pero no con el amor de su vida, ella giró la cabeza a la derecha y allí estaba aquel chico que le robó su corazón, sentado en el cuarto banco de aquella inmensa catedral,mirando como la chica a la que nunca pudo dejar de amar se casaba con otro, ¿Quien? Esa es otra historia, otra historia que está viva y que aun se está escribiendo, pero al fin y al cabo otra historia.

                 Ella volvió a girar la cabeza hacia su prometido y le dijo susurrando, no siempre fuiste tu, pero siempre serás tú, te quiero y quiero casarme contigo... 

                          ... El dolor se hizo es hizo tan inmenso que el chico de la cuarta fila, el amor de su vida, el eterno enamorado de la Sierra de Gredos, que sintió como el corazón se le partía en mil pedazos sin poder hacer nada, simplemente, se levantó, recorrió en sentido contrario el camino que la novia había hecho para llegar al altar y cuando abrió la puerta de la catedral miró hacia atrás al igual que ella y sus miradas se cruzarían por última vez dejando vivas las últimas cenizas de un amor que aun duele cuando se recuerda.

2 comentarios:

  1. Increible!.. leer historias vivas ... que ponen la piel de punta . A lo mejor si sabes leer pensamientos ... enhorabuena por esta preciosa entrada .

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