miércoles, 3 de octubre de 2012

1x23 El plan B

    

  



     Todos tenemos un plan B, desde que nacemos nos educan para tener un plan B, aunque vivamos al límite, nuestro subconsciente se encarga de ello.  Cuando vamos al colegio y no llevamos los deberes ahí esta el plan B, se los comió mi perro, mis padres me llevaron a casa de mis tíos, o el que usaba yo, me dejé los libros en clase.

           Cuando crecemos perfeccionamos el plan B, ¿Os acordáis cuando quedábamos a las 8h para ir de cachis porque a las 11h teníamos que estar en casa? Pues bien si llegabas tarde el plan B era, es que a Diego se le perdieron las llaves o nos hemos encontrado con... (un profesor era la escusa perfecta). 

          En ese mismo contexto cuando te gustaba una chica y pasaba de ti estaba el plan B, que consistía en ir a por su amiga o el plan C. invitarlas a chupitos a ambas para luego subirte a casa solo y sin dinero.

        Cuando maduramos ( odio esa palabra, no tanto como a las hormigas, pero la odio) estamos llenos de plan B, si suspendemos selectividad y no nos da la nota para la carrera que queremos, si la chica que nos gusta nos dice que no, si la amiga también nos dice que no, si en una entrevista de trabajo algo sale mal...

          En fin el plan B nos acompañará siempre, al igual que la sombra, pero ¿Y cuando el plan B se convierte en el plan A? A menudo pasa que el plan A deja de tener importancia y cada vez el plan B tiene más protagonismo y actividad en nuestras vidas. Por ejemplo si centramos nuestro año en estudiar y a lo largo del mismo surge trabajo y cada vez nos encontramos más cómodos en el mismo, acabaríamos por poner los estudios en un segundo plano y el trabajo sería el plan A. Esto puede aplicarse también a cuando vas al Mercadona a por unas pringels y acabas comprando Pizza!!

        Seguro que para este mes tenéis algún plan y como consecuencia su plan B... ¿Qué pasaría si los invirtierais?


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